lunes, 4 de febrero de 2008

ARCOS y BÓVEDAS. Aplicación a la Fortaleza de Isabel II

Al tratarse la fortaleza de una construcción iniciada en 1848, época en que el hormigón era poco común, se planteó la elección de un sistema estructural que resistiera grandes compresiones con un material apto para ello: la piedra. Sin embargo, su resistencia a tracción, como es conocido, es pésima. Debido también a las influencias de la construcción tradicional y al material que se encontraba en la zona (península de la Mola) se pensó en establecer un sistema estructural a base de bóvedas, cuya característica fundamental es que trabaja básicamente a compresión.
Ante tal hecho, se siguieron de cerca los tratados de fortificación, en los que se mencionan distintos sistemas de cálculo (básicamente gráfico) y reglas fundamentales a seguir para un buen funcionamiento estructural de las bóvedas.

Según sea su tipología, se clasifican de distintas formas. Las más utilizadas fueron las de cañón de medio punto y las rebajadas, incluyendo intersecciones de las mismas (que forman una bóveda de arista) y las excelentes bóvedas acasamatadas, fruto esencial de los avances en arquitectura militar. Dos excepciones:cúpulas de base elíptica, dos bellezas de una expresión arquitectónica fantástica, fruto del trabajo de los buenos canteros que trabajaron en la construcción de la fortaleza cuyas piezas fueron numeradas para facilitar los trabajos de ejecución. Todavía pueden verse hoy en día algunas de estas numeraciones.

Sin embargo, el punto clave de las bóvedas, es el entendimiento de su funcionamiento estructural, su forma de ejecución y su cálculo, con lo que podremos entender el porqué de tal construcción, sus enormes dimensiones y su gran poder de atracción para los visitantes al recinto.

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